En nuestro país hay compañías farmacéuticas responsables que dirigen la atención del consumidor hacia el objetivo terapéutico del medicamento, pero también hay publicidad televisiva que se caracteriza por desviar la atención hacia el factor sexual y no hacia el terapéutico; para citar un ejemplo: Recordemos el anuncio de Manolo que se siente como un "toro" con su novia por tomar un fuerte reconstituyente natural, quien no lo toma se sentirá como un "caballo viejo y solitario"; o el otro donde la amiga va a buscar huevos en casa del vecino y regresa con un tratamiento para el acné.
Se sabe que la tendencia mundial de la industria farmacéutica es fomentar la venta libre de medicamentos. Pero la publicidad de fármacos en la TV esta permitida únicamente a los medicamentos de venta libre (OTC), aquellos que no exigen una receta, y que además, su uso en la forma, condiciones y dosis previstas no producen peligros al consumidor por su amplio margen de seguridad.
En Honduras hay muchísimos medicamentos OTC, y personalmente desconozco si hay una autoridad que regule la información y las pautas éticas a los que deban ajustarse los mensajes publicitarios.
La publicidad en medios masivos de comunicación ejerce una influencia cada vez mayor sobre el público, en el caso de los medicamentos y suplementos dietéticos, esta publicidad puede generar algunos riesgos a la población, y cuando la información no es absolutamente veraz y objetiva, la salud o el bolsillo del consumidor pueden verse injustamente afectados.
Al respecto, es muy importante considerar el grado de educación de las personas a quienes los anuncios van dirigidos y recordarles que las medicinas, valga la redundancia, son fármacos y no dulces.
En la universidad, aprendimos que el paracetamol, se convirtió en uno de los medicamentos más utilizados para tratar la fiebre y el dolor en bebes y niños, pero a pesar de su aparente seguridad a dosis terapéuticas, tiene efectos hepatotóxicos reconocidos; aquí la propaganda de los medios de comunicación fue tan impactante, que hemos llegado al extremo de encontrarlo incluso en las ventas de la Calle Peatonal del centro de Tegucigalpa.
Publicidad como la de “Manolo”, incita a una automedicación irresponsable, y como farmacéuticos estamos obligados a orientar en el uso racional de los medicamentos y formularle al paciente las siguientes preguntas:
-¿Qué debo hacer?
-¿Qué debo conocer?
-¿Qué debo esperar?
Se sabe que la tendencia mundial de la industria farmacéutica es fomentar la venta libre de medicamentos. Pero la publicidad de fármacos en la TV esta permitida únicamente a los medicamentos de venta libre (OTC), aquellos que no exigen una receta, y que además, su uso en la forma, condiciones y dosis previstas no producen peligros al consumidor por su amplio margen de seguridad.
En Honduras hay muchísimos medicamentos OTC, y personalmente desconozco si hay una autoridad que regule la información y las pautas éticas a los que deban ajustarse los mensajes publicitarios.
La publicidad en medios masivos de comunicación ejerce una influencia cada vez mayor sobre el público, en el caso de los medicamentos y suplementos dietéticos, esta publicidad puede generar algunos riesgos a la población, y cuando la información no es absolutamente veraz y objetiva, la salud o el bolsillo del consumidor pueden verse injustamente afectados.
Al respecto, es muy importante considerar el grado de educación de las personas a quienes los anuncios van dirigidos y recordarles que las medicinas, valga la redundancia, son fármacos y no dulces.
En la universidad, aprendimos que el paracetamol, se convirtió en uno de los medicamentos más utilizados para tratar la fiebre y el dolor en bebes y niños, pero a pesar de su aparente seguridad a dosis terapéuticas, tiene efectos hepatotóxicos reconocidos; aquí la propaganda de los medios de comunicación fue tan impactante, que hemos llegado al extremo de encontrarlo incluso en las ventas de la Calle Peatonal del centro de Tegucigalpa.
Publicidad como la de “Manolo”, incita a una automedicación irresponsable, y como farmacéuticos estamos obligados a orientar en el uso racional de los medicamentos y formularle al paciente las siguientes preguntas:
-¿Qué debo hacer?
-¿Qué debo conocer?
-¿Qué debo esperar?
